top of page

RENDICIÓN EXTRAORDINARIA

  • Tamara Cervantes Villegas
  • 26 jul 2016
  • 4 Min. de lectura

Exbase y prisión estadounidenses en Bagram, Afganistán

"Una injusticia hecha a uno es una amenaza a todos." –Charles-Louis de Secondat, Montesquieu

El fin justifica los medios es el argumento del gobierno estadounidense emplea para defender la prácticas de tortura a prisioneros de guerra y detenidos sospechosos de terrorismo.

Dejando en segundo plano los Derechos Humanos (DD.HH.) y los tratados, cientos de individuos, sobre todo provenientes de Oriente Medio, son detenidos arbitrariamente, en especial durante guerras o invasiones realizadas por Washinggton, a nombre de Estados Unidos (EE.UU.)

Posteriormente son trasladados ilícitamente a terceros Estados, ajenos al conflicto, en donde son apresados, humillados, torturados, inducidos al suicidio, incluso asesinados; todo a mano de militares estadounidenses, alegando la aplicación de medios coercitivos de interrogatorio.

De esa manera, se obtiene pruebas testimoniales o confesionales de terrorismo al que se supone que los detenidos están ligados.

Esta práctica viola derechos como la libertad y seguridad de la persona, e instrumentos internacionales; como el III Convenio de Ginebra, relativo al debido trato a los prisioneros de guerra, que en sus artículos 3° y 4° establece quiénes serán o no considerados como tal.

Sin embargo, al analizar la situación, se identifican 3 cambios de perspectivas que facilitan una defensa ante los reclamos internacionales:

  1. Los detenidos son identificados como 'terroristas' o "combatientes ilegales enemigos", por tanto, no son , bajo esta lógica, prisioneros de guerra.

  2. La realización de las prácticas de tortura es en Estados que no proporcionan plena protección a la persona.

  3. Nombrar al acto «rendición extraordinaria».

Ante estas nuevas perspectivas, no existen medios específicos de control o protección a los detenidos de los que se exija su cumplimiento.

Además de esto, Daniel Pines (asesor de la CIA) declaró que, al no existir leyes estadounidenses que prohíban el traslado de detenidos a terceros Estados, el acto es legal. Por otro lado, lo que se realice en estos, ya no concierne al gobierno de EE.UU.

Peor aún que la práctica misma, es la existencia de una red de colaboración de más de 50 gobiernos que han facilitado a Washington su realización; tal es el caso de Finlandia y Portugal que permiten el traslado de los detenidos a través de su espacio aéreo.

Rutas internacionales de traslados extrajudiciales

Dentro de esta misma red, descubierta por la organización Open Society Foundation a principios de 2013, también se encuentran los Estados de destino, como Egipto, Jordania, Libia y Siria, habiendo sido este último, considerado como de los más peligrosos, ya que en él los incriminados son desaparecidos.

Además de estos lugares, se encuentra el conocido caso de Guantánamo, en Cuba, el cual se presume de ser de mayor legalidad que el resto, Dick Cheney.

La cárcel fue creada después del ataque a las Torres Gemelas, en 2001, por orden del entonces presidente George Bush, así como del vicepresidente.

Desde entonces, más de 800 individuos han pasado por sus celdas, de las cuales, sólo una minoría han tenido acceso a la justicia o a presentarse ante un tribunal que dicte una sentencia resolutiva a su caso; violando así derechos fundamentales, como la presunción de inocencia o la no encarcelación injusta.

Abu Ghraib

Por otro lado, la prisión Abu Ghraib, en Irak, fue la primera en implementar prácticas de tortura psicológica contra sus detenidos (siendo la mayoría provenientes de Afganistán y Pakistán), medio por el cual argumentaban ante organizaciones internacionales el "no lastimarlos" y por tanto, no violar instrumentos jurídicos que protegieran a la persona.

Esta práctica fue iniciada por Carolyn Wood, entonces capitana a cargo en la cárcel de Bagram, en Afganistán. La situación empeoró cuando los prisioneros de mayor valor para el gobierno, aquellos que sí podían dar información que le fuera útil a Washington, fueron trasladados a Guantánamo.

Esto provocó que con tal de conseguir información, los soldados a cargo en Abu Ghraib llevaran a cabo prácticas extremas de tortura con las que conseguirían supuestas confesiones de los detenidos, quienes dirían lo que el gobierno quería oír.

Lo anterior fue discutido ante Naciones Unidas, instancia en la cual la Comunidad Internacional manifestó que una declaración obtenida bajo tortura no podía ser válida y que, sin importar los actos cometidos por los prisioneros, estos no dejarían de ser personas y debían ser tratados como tal, respetando en todo momento su dignidad.

Durante la invasión de Irak en 2003, la prisión de Abu Ghraib, construida originalmente para la retención de prisioneros políticos durante el régimen de Saddam Husein, pasó a estar a cargo del gobierno estadounidense, donde un año más tarde, se descubrirían las atrocidades llevadas a cabo por los militares contra sus detenidos.

Tres años después la cárcel fue completamente desocupada y regresó a ser propiedad del gobierno irakí, algunos de los prisioneros fueron trasladados a otras cárceles y otros liberados.

En el caso de Bagram, la base militar ésta fue entregada al gobierno afgano en marzo de 2013, después de un año de negociaciones entre las dos partes, excepto la prisión. Algunos detenidos fueron trasladados a custodia afgana y varios de ellos ya han sido liberados.

Sólo los que el gobierno estadounidense considera como peligrosos siguen bajo su control; sin embargo, para los otros miles trasladados, el estar en manos de su gobierno (Kabul), representa la esperanza que muchos habían perdido por años.

"Honor bound to defend freedom" dice la entrada a Guantánamo, una frase que ha dictado el destino de cientos de individuos que han sido privadas de su libertad y de su dignidad, seres humanos que han descubierto que es preferible morir a seguir esperando una justicia que nunca llegará.

"Arbeit macht frei" (El trabajo libera) se lee a la entrada del antiguo campo de concentración nacionalsocialista…

Han pasado 7 años desde que Obama prometió cerrar la cárcel, sin embargo, su administración sólo ha encontrado obstáculos para hacerlo, manteniendo así a más de 100 prisioneros sin cargos y sin culpa, encerrados, viendo cómo su vida pasa sin poder hacer nada al respecto y esperando el día en que acabe su sufrimiento.

Es momento de que el gobierno estadounidense comience a actuar a favor de los DD.HH., que cierre la cárcel de Guantánamo y prohíba el traslado ilegal de detenidos.

Es momento de que deje atrás sus políticas extremistas de seguridad y devuelva a esas personas su dignidad, que repare el daño que ha hecho y elimine definitivamente las prácticas de tortura y agresiones al ser humano.


 
 
 

Comments


ÚLTIMAS BRÚJULAS
ARCHIVO
BUSCA POR TEMAS
bottom of page