¿DOCTRINA TRUMP?
- Héctor Balmaceda Sunderland
- 24 ene 2017
- 5 Min. de lectura

"La forma que adoptará la política de Trump será sin-forma-clara, es decir, amorfa, errática, contradictoria y confusa."
–Mauricio Meschoulam*
Cada emblemático presidente del ejecutivo estadounidense, o bien,algún miembro de su administración, ha plasmado su sello en cuanto a política exterior de Estado se refiere; eso es que, no importando el partido que logre posicionar a su candidato como inquilino de la Casa Blanca, las directrices y objetivos de política exterior, así como posturas históricas discursos no varían más que en la forma de hacer diplomacia. Es decir, en la manera de ejecutar dicha política.
Estos sellos, esta personalización de la diplomacia se le conoce como Doctrina; y cada una es declaración de los términos en los que se conducirá Estados Unidos (EE.UU.) en el Complejo Relacional Internacional y qué conducta adoptará con los diversos actores internacionales.
Así, por ejemplo, existe la Doctrina Monroe, representativa por excelencia; la Doctrina Truman (de la contención); la Doctrina Nixon; la Doctrina Carter; la Doctrina Bush y recientemente; la Doctrina Obama. Dichas doctrinas son producto de los planes de gobierno, contrastados con el pulso de la Política Internacional y responden de manera interméstica, dependiendo del Interés Nacional y de las necesidades foráneas.
Lo que no es usual, es que la política exterior de una administración entrante se vislumbre desde la campaña,pues si bien puede haber tendencias e inclinaciones de los candidatos y su equipo de campaña en temas de seguridad, inteligencia y asuntos militares, no es hasta bien consolidados los trabajos de transición y con el gabinete consolidado que la política exterior tomará ritmo y carácter. Recordemos que el sendero está trazado, pues es una política exterior basada en un proyecto de nación.
Con Donald Trump esto ha dado un golpe de timón a la situación, pues existen visos en los cuales apoyarse para empezar a trazar lo que será la doctrina de esta administración bizarre.

Con el retiro ejecutivo que firmó el presidente Trump para que EE.UU. se retire del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP por sus siglas en inglés y negociado desde 2010), la Casa Blanca, pasando fuertemente de los consejos del gabinete y del Congreso, ha enajenado el mercado estadounidense del mecanismo económico comercial más grande del orbe (40% del PIB concentrado en los originales miembros de la Cuenca del Pacífico.
Trump no sólo ha dejado a dicha asociación casi acéfala, como en su momento Woodrow Wilson lo hizo con la Sociedad de Naciones, sino deja el camino libre para que el vacío de poder lo llene Beijing y su gigantesco binomio industria-consumidores.
Zhang Jun, director general del Departamento de Economía Internacional del Ministerio de Exteriores chino, hizo el siguiente comentario: “China no pretende liderar al mundo, peri si tiene que hacerlo, lo hará.” y dijo que China no se está apresurando a la primera línea, sino que la vanguardia ha retrocedido, dejando el lugar a China.
Xi Jinping, presidente del ejecutivo chino, presentó a China, en el marco del foro Económico Mundial de Davos, Suiza, como el líder de un mundo globalizado, en el cual, la cooperación internacional puede resolver los grandes problemas.
Ya en una entrada anterior en este espacio expresé como es que este lógica aislacionista y ahora, este proceder tienen sus fundamentos en la independencia de las Trece Colonias y la consolidación de EE.UU. como Estado libre y soberano.
El ostracismo es una tendiente histórica que los Padres Fundadores heredaron a las administraciones federales como recordatorio que la tiranía y la sumisión provienen de tierras del otro lado de los océanos, especialmente de Europa. No obstante, esto puede poner en periplos la presencia y el Poder de Estado de EE.UU. (valga la cacofonía) en la palestra global.
Con dichos arrebatos que parecen caprichos, con esas declaraciones tan pasionales y esas decisiones intempestivas ¿Estamos ante la extinción de grandes organizaciones intergubernamentales que sostienen los vestigios de un viejo Orden Mundial? ¿Será, acaso, el fin de la Organización de Naciones Unidas (ONU, NN.UU. o NU) y de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN)? Respondiendo a la primera, no, pues hay varias organizaciones que han visto pasar orden tras orden.

¿Habrá otra gran catástrofe geopolítica? Parafraseando a Vladimir Putin ¿Un agujero negro? Parafraseando a Zbigniew Brzezinski. No lo creo,pero sí un cambio de tornas respecto de la escala de poder mundial y las nuevas superpotencias.
La Casa Blanca está forzando a Washigton a dar un paso atrás en su preponderancia geopolítica y a desintegrar a uno de los dos imperios que quedan (el Imperio Estadounidense, el otro es el Chino) –es una manera de hablar, pues, en stricto sensu, no lo son; no obstante, la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) tampoco lo era y se le conocía como el Imperio del siglo XX–.
Adiós al Poder de Estado.al sitial predominante, pues Beijing aprovechará el retiro voluntario estadounidense para granjear mejores relaciones con Manila y con Kuala Lumpur, gobiernos de Filipinas y Malasia, aliados tradicionales y naturales de EE.UU. en Asia Pacífico.
"El TPP sería estratégicamente más valioso que cualquier grupo de portaaviones de combate navegando el Pacífico"–Ash Carter, exsecretario de Defensa de la administración Obama.
Si el aislacionismo continua y toma el cariz de la Doctrina Nixon, la cual proclama que los aliados de EE.UU. deberían tener las suficientes capacidades militares para defenderse solos ¿qué sucederá con Japón y Surcorea? "Matar al TPP realmente socava a EE.UU. a los ojos de sus aliados asiáticos.", dijo Ian Bremmer, director de Eurasia Group, un prominente think tank estadounidnese.
Bajo parámetros comerciales, Canadá, México y China son los tres principales socios de EE.UU.; lo natural sería establecer un espacio, como el TPP, que fomentase el libre comercio (salvando las distancias del comercio desigual de las relaciones asimétricas EE.UU.-México), Empero, el proteccionismo de Trump puede conducir a una crisis geoeconómica que debilite al hemisferio norte occidental, es decir, Norteamérica.
Al igual que México, Canadá focaliza el 70% de sus exportaciones hacia Estados Unidos, y así como el mexicano, el canadiense reajustó su gabinete en función del nuevo inquilino de la casa de Pennsilvanya Ave., al mover a la exministra de Comercio como titular del Ministerio de Exteriores, y colocar como viceministro de ese Ministerio a un militar.
Trump no está buscando renegociar el TLCAN, porque con esa y ante esa actitud, no se negocia; está librando una andanada diplomática para crear una crisis geopolítica entre México y EE.UU., además de gobernar por decreto, dejando a un lado al Congreso. No es más que política exterior personalizada y egocentrismo diplomático.
No cabe duda que la Doctrina Trump será la antítesis de la Doctrina Obama al desafanarse de las instituciones de la posguerra (IIGM), al cerrarle la puerta a China y al entablar un acercamiento con Rusia.

En materia de política exterior, demócratas y republicanos han disentido en formas, más nunca en directrices y objetivos. Tal vez, Donald Trump está rompiendo con esa tradición. Tal vez, Trump ignore los efectos intermésticos que de esto pueda devenir.
Tal vez sea un genio al implementar su proteccionismo y su ostrasismo, consiguiendo el crecimiento y el desarrollo económicos sin depender de los mercados internacionales, a costa de sus principales socios comerciales. Cabe preguntarse si esa conducta contempla suspender el intervencionismo militar y la industria de guerra, la economía de guerra.
Islam Karimov, expresidente vitalicio de Uzbekistán, declaró que "su Estado", pues era su reino, era el elemento de incertidumbre geopolítica de Asia Central, al coquetear con los gobiernos de potencias periféricas. Pareciera que EE.UU. se convertirá en el elemento de incertidumbre geopolítica global.

*http://eluni.mx/2kmkqGg
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