71 AÑOS SIN GUERRA MUNDIAL
- Héctor Balmaceda Sunderland
- 25 oct 2016
- 2 Min. de lectura

"La paz exige cuatro condiciones esenciales: verdad, justicia, amor y libertad." -Karol Wojtyla, Su Santidad Juan, Pablo II
Como cada año, todos los 24 de Octubre se conmemora el día de la Organización de las Naciones Unidas (ONU, NU o NN.UU.), organización que surgió tras la firma de su acta constitutiva, la Carta de San Francisco (edicto firmado el 26 de julio de 1946).
La firma de este documento, sin embargo, no es el axioma real de la ONU, pues fue el ferviente deseo de la humanidad, en voz de cuatro individuos (Churchil, Stalin, Roosevelt, Truman) , la fuerza y voluntad que dieron lugar a este ente internacional intergubernamental que tiene un objetivo general: evitar otra guerra mundial. La Tierra, regido con supremacía por los seres humanos, es un planeta sumergido en conflictos, pues el humano es belicista y tiende a los conflictos, desencadenando guerras, inestabilidad y anomia. No obstante, en aras de consolidar una paz duradera, ha sido los mimos humanos los que han buscado regular o arbitrar las relaciones entre los Estados, pues hasta ahora, las relaciones internacionales priman en lo estatocéntrico, aún...
Hay que tener en cuenta que la ONU no es el 'gobierno mundial', no gendarme y no tiene la autoridad suficiente para dictar qué hacer o qué no hacer a los gobiernos de los Estados; ni el mismísimo Consejo de Seguridad (CJ o CJNU), aunque, nominalmente se supone sí puede. Esto ha degenerado en una crisis de identidad y de autoridad, etiquetando por antonomasia, a la ONU como una desgracia, en camino a su desaparición, pues no ha servido para contener la ira y la violencia del humano contra el humano y contra su hábitat.
Cierto es que a NN.UU. no se le ha dotado de autoridad, simplemente porque no se le dotó desde el principio. La mismísima Carta de las Naciones Unidas (la Carta de San Francisco) señala, en sus disposiciones jurídicopolíticas, que, por ejemplo, los Cascos Azules no pueden abrir fuego para disuadir o contener agresiones, sólo en caso de defensa propia.
Como comenté alguna vez ante un foro: Naciones Unidas nació ahorcada por su cordón umbilical. Cabe preguntarse si todo lo anterior es el epitafio ideal para una organización que, hoy por hoy, sigue en pie.

NN.UU. tiene muchos puntos débiles, criticables, pero emanan estos de la falta de acuerdos en sus foros de concertación política, no así en sus agencias y organismos, pues qué sería de la niñez sin el UNICEF o los refugiados sin el ACNUR. El verdadero mérito y éxito de la ONU radican en las acciones y resultados en el campo, no así en las salas de discusión donde el veto o las alianzas y bloques ganan sobre la necesidad de reconocimiento de un Estado. Es por ello que la ONU sí sirve, y de hecho, sirve tanto , que ha cumplido con su principal cometido: impedir que una tercera guerra mundial se produzca. Debemos tener fe en que NN.UU., con el esfuerzo y el compromiso de la cooperación internacional genuina, logrará mitigar el espíritu autoderstructivo del ser humano.
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