top of page

DE ESTADO SATÉLITE A TAPETE

  • Héctor Balmaceda Sunderland
  • 11 ene 2017
  • 14 Min. de lectura

“Yo no conozco la Secretaría de Relaciones Exteriores más que como se le puede conocer desde fuera, no soy un diplomático (...). Ustedes han dedicado su vida entera a ello, se los digo de corazón y se los digo con humildad, vengo a aprender de ustedes, vengo a hacer equipo con ustedes.”

–Luis Videgaray Caso

Como embajador o cónsul, me hubiese resultado una ofensa personal que un, ni novato es, que alguien que no posee idea, quiera colgarse de mi trabajo, aunque pida disculpas y clame humildad de antemano. Pareciera que a Luis Videgaray Caso lo han nombrado canciller para llenar el hueco de Claudia Ruiz Massieu Salinas al presentar ésta su renuncia ¿Cómo no? Luego de la intromisión de Videgaray Caso para con las tareas de la otrora canciller.

En México, los cargos de representación o función pública pueden ser ejercidos por cualquier ciudadano mexicano que cumpla con los requisitos estipulados en las leyes, pero creo firmemente que hay cargos específicos que deberían ser ocupados por especialistas o por individuos imbuidos en la expertis para considerarse autoridad en la materia con la que lidiarán, como aquellos cargos que requieren un conocimiento selecto, un perfil adecuado; aunado a las capacidades, aptitudes y actitudes suficientes, así como su pleno entendimiento.

No es de sorprender que en cada administración, el titular de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), por lo general, no provenga de los cuadros diplomáticos formados por el Instituto Matías Romero (IMR), escuela diplomática mexicana de ex profeso, cuyos profesionales deberían asumir puestos clave de la SRE para el correcto desempeño de ésta.

En México, el mundo del revés, de lo bizarre, a los altos puestos, el gobierno en turno no alcanza a comprender, por estrechez de miras o por planteamientos poco atinados; por ello, el nombramiento de José Antonio Meade Kuribreña, Claudia Ruiz Massieu Salinas y Videgaray Caso como titulares de la SRE no sorprendió, aunque no deja de ser indignante.

¿Qué, acaso, el IMR estará pintado y el SEM sirve de adorno? Si bien, ambos son economistas y ella abogada, para cubrir el cargo de Canciller (sí, con letra capital) al menos debe pertenecer al SEM ¿Sería mucho pedir que fuese un egresado titulado de Relaciones Internacionales (RR.II.)?

Los argumentos pueden venir desde la parte jurídica y legalista que apoye la codificación del Derecho Internacional; también de la necesidad de tener una política exterior comercial robusta, pero para ello hay asesores de política exterior trabajando en la Cancillería –aunque recuerdo que, siendo prestamista de servicio social, colaboré, aparte de mi asignación como auxiliar analista, con un asesor que era ingeniero y serlo no me arrojaba luz alguna sobre la tarea que nos ocupó–. A manera de crítica, el SEM, en el cual se ingresa una vez cumplidos todos las fases de reclutamiento del IMR, está abierto a todos los ciudadanos mexicanos con un nivel, mínimo, de licenciatura.

No estoy de acuerdo con todo ésto, toda vez que, si bien entiendo la intención de su premisa, basada en la pluralidad y oportunidad equitativa, al menos debería tenerse prioridad sobre los sujetos aspirantes que cubran un perfil de estudios en las Ciencias Sociales (disciplinas, pues no son ciencias). Puede, y habrá réplicas en contra, pero es innegable que entre más preparado el candidato o el funcionario en cuestión, hay mayores probabilidades de que su labor tenga consecución, sin caer en falacias.

"Zapatero a sus zapatos." Bien dice mi abuela que el secretario de Educación Pública debería ser un profesor salido de la Normal; lo dice una exprofesora de nivel básico que ejerció más de treinta años. En ese sentido, como internacionalista, no me veo desempeñando un cargo como ministro de Educación Pública o de Salud. Eso sí, incluso médicos pueden aspirar a entrar al SEM.

Con el nombramiento de Meade Kuribreña, se reafirmó el pensamiento economista que ha seguido el gobierno mexicano respecto del exterior (respondiendo al régimen tecnócrata de la década de los 80 hasta el presente, y que política doméstica es política exterior, no se nos olvide), y es que han sido muchos los políticos en cargos públicos que cumplen corte itamita, de una tendencia postporfirista.

Lo que sí me sorprende y me molesta es el nombramiento de Videgaray Caso, no por ser economista, ya ni por ser itamita, sino porque el nuevo y flamante canciller representa la ignorancia o el mal intencionado accionar del pri gobierno, del "nuevo" pri, pues nunca debemos olvidar que fue Videgaray Caso quien orquestó el intento fallido de acercamiento con el entonces candidato republicano, Donald John Trump.

Como candidato, Trump era un ente extranjero que, en su momento, no era de ninguna manera un actor diplomático, menos para sostener un encuentro de alto nivel ¡Vaya! No era "elegible", pues no tenía atribuciones diplomáticas. No obstante, el gobierno de Enrique Peña Nieto nos madrugó con esta 'nueva forma de hacer paradiplomacia' (no, nunca lo ha dicho, por eso no está entre comillas).

Peña Nieto destacó la supuesta experiencia de Videgaray Caso al haber coordinado, cuando se encontraba en la cabecera de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), y junto con el vicepresidente de EE.UU., Joe Biden, el diálogo económico de alto nivel entre ambos gobiernos. Resulta conveniente el corto currículo para ser canciller en estos días.

Sí, Videgaray Caso tiene amplia experiencia en la política; recordemos que fue él el coordinador de campaña del excandidato Peña Nieto, y sí tiene breves nociones de como desempeñar en foros internacionales de concertación económica ¿Qué sabe él de política exterior? ¿De su organización, ejecución y valoración? ¿Del Interés Nacional puro o del Poder de Estado? ¿De cooperación, de conflicto, de resolución, de diplomacia? ¿Al menos sabe aprovechar a los asesores de la Cancillería? Sin ir más allá, no creo que sepa mucho de Geografía...

Bien, Trump es el presidente electo del poder ejecutivo de Estados Unidos (EE.UU.), una de las pocas superpotencias y hegemón mundial en algún momento del sistema unipolar postsoviético. Es irrefutable la dependencia de la economía nacional mexicana para con la estadounidense, no por nada aquel dicho: "Si ha EE.UU. le da resfriado (...)".

Inclusive, EE.UU., por ser Estado adyacente de México, merece suma atención. El gobierno, la academia y el sector privado deben de estar al tanto de: monitorear la migración, alentar el comercio exterior mutuo, no perder de vista políticas económicas, observar al gabinete, intercambiar información acerca de seguridad fronteriza y combate al crimen organizado para salvaguardar la seguridad nacional y la seguridad internacional (la mutua, la regional y la hemisférica), así como velar por mantener abiertas las líneas de comunicación.

Nada de lo anterior, empero, justifica invitar a un candidato presidenciable, por más importante y/o protagónico que éste sea, a reunirse con un Jefe de Estado; menos en la residencia oficial del poder ejecutivo federal, mucho menos permitirle ofensas entre líneas.

¿Contradictorio? No, pues aunque no es aún un ente diplomático al cual replicarle y exigirle redimir el agravio, sí que era un extranjero en suelo mexicano, hablando de asuntos internos (injerencia) y espetando al Jefe de Estado (nos guste o no, Peña Nieto lo es) demandas a modo de pliego petitorio y reservas para entablar negociaciones.

"Cuando México manda a su gente, no manda lo mejor. Están trayendo drogas, están trayendo crimen. Son violadores, y algunos, creo, son buenas personas."

–Donald Trump

Dato curioso: el manual dicta que el procedimiento hubiese sido declararlo persona non grata. No, continuar con su inmediata repatriación no hubiese sido lo correcto, pues el Derecho Internacional Público reconoce esta figura sólo si se trata de un diplomático extranjero al que se le ha despojado de su inmunidad. Incluso, el declararlo así, pudo degenerar en casus belli, dada la volatilidad y el extremismo de Donald Trump, quien pronto prestará juramento. Reitero, no es, aún, un ente diplomático, pero él qué sabrá de esto; haberlo hecho hubiese sido una afrenta.

Sencillamente no se le debió invitar, pues en automático se le confirió un poder, influencia sobre el gobierno federal, una declaratoria de sujeción a su esencialismo, un reconocimiento oficial y vergonzoso de la órbita que recorre el Estado mexicano respecto del centro gravitacional que supone el «Imperio Estadounidense», dejando ver a México como un Estado vasallo, tendiente a la prosquenesis y el cual renuncia tácitamente a la autonomía estatal.

Es más, Peña Nieto, en ningún momento declaró públicamente un rotundo no al "Muro de Trump", eso hubiese mandado un mensaje, si no contundente, sí serio para la administración entrante de tomar en serio la diplomacia mexicana.

Ha pasado la oportunidad, no sucedió y la política exterior mexicana, más que pragmática, se lució acomodaticia, contemporizada, cínica, sumisa, 'agachona'. Claro, adolece de un proyecto de nación que le dicte estrategias y directrices; más que ser una política exterior de Estado, ya no se diga de partido, de facciones...

Diseñada para complacer intereses y posturas alienígenas (extranjeras, contrario a indígenas, nativas, propias, oriundas), la política exterior mexicana es una que no se compromete. Carece de posicionamiento regional, de sentido común, de alianzas, no contempla socios estratégicos. No tiene aspiraciones, no tiene en cuenta el quehacer geopolítico. No existe una escuela mexicana geopolítica reconocida y tomada en cuenta por el gobierno (la cual intenta ser esbozada dignamente por la academia mexicana –se me viene a la mente el Seminario Permanente de Geopolítica de la FCPyS de la UNAM–).

Es una que, cuando el gobierno mexicano logra un lugar bienal en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas (CSNU), no cumple con los requisitos que contempla la Carta de San Francisco para ocupar un puesto no permanente y así perseguir la Paz y Seguridad Internacionales. Que cuando hay que votar, se hace con abstenciones ante temas que la Cancillería ya tiene una postura firme; todo por orden presidencial.

No es raro que el diario quehacer diplomático sea desestimado por los altos cargos, dislocando las cotidianas tareas de las decisiones de alto nivel. Definitivamente, la presidencia hace parecer que la política exterior, más que una bicéfala que se debate entre lo correcto y lo conveniente, sea acéfala, poniendo en ridículo al cuerpo diplomático y a todo trabajador de la SRE.

Hoy día más, merced del último improperio y atropello contra la autoridad diplomática, la SRE, cuando Videgaray Caso, como titular de la SHCP, ignoró olímpicamente las urgentes recomendaciones de Ruiz Massieu Salinas, entonces canciller, instó al poco talentoso Jefe de Estado a sostener una entrevista con Donald Trump.

Algunos podrán calificar el acto de atrevido, pero certero. En lo personal, lo califico de osado e irrespetuoso, tanto para la investidura del Jefe de Estado, como para la autoridad diplomática. No es que Ruiz Massieu Salinas haya tenido la talla de Condoleezza Rise, Golda Meier o Rosario Green ¡Pero venga! Era la encargada de la cartera de exteriores, ocupando el despacho por algo. Eso es intromisión entre esferas y habla mal tanto del gobierno como del Estado, aquende como allende las fronteras.

Es más, la administración de Peña Nieto ha estado marcada por remociones y sustituciones en el gabinete, y si una administración cambia constantemente de cancilleres, se presta a mandar mensajes de cisma, desconfianza, ergo, debilidad.

Cabe preguntarse cuáles implicaciones se hallan tras su nombramiento y si hay algo ulterior que se nos escapa. Caben tres posibilidades: 1) que esté, como se dice coloquialmente, "de bomberazo", lo que implica, tal vez, su muerte política ; 2) que esté resarciendo la renuncia de Ruiz Massieu Salinas, para que experimente en carne propia, lo que implica, tal vez y una vez más, su muerte política (es sabido que los nombramientos a la SRE suelen ser premios o castigos); 3) que se encuentre ahí para foguearse y aprender, como dice él, como canciller de una hipotética continuidad o; 4) que su nombramiento se debe a la probable renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), tal y como expresa Benjamín Valencia Villanueva, internacionalista por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Renegociar el TLCAN no será un procedimiento sencillo, antes hay que aplicar el instrumento de denuncia, turnar el caso a las instancias correspondientes para la resolución de controversias, sentarse a renegociar lo que para un Estado significa un tratado y para lo que otro es un mero acuerdo, y esperar las repercusiones de su suspensión. Si bien es un tratado desigual y asimétrico, gran parte de la economía mexicana depende de su contenido.

El discurso oficial es que el comercio exterior es y será palanca de desarrollo para México, más desde que entró en vigor el TLCAN, pero suena idílico y irrisorio cuando el 80% del comercio exterior mexicano tiene como destino EE.UU., lo que refleja la poca diversificación comercial de México, una amenaza a la seguridad económica (incluyendo la seguridad energética, la alimentaria, incluso la política). Queda claro, con ésto, que México únicamente tiene un socio estratégico.

"Para mí es un insulto y el reflejo de las mismas políticas al vapor y poco planeadas del gobierno mexicano. Es decir, tantos especialistas de las mejores universidades del país, plenamente capacitados, y ponen a este tarado (sic). Además de que, obviamente, ahora la prioridad en la relación Méx-EU ya no serán temas de seguridad, sino comerciales. Honestamente temo de la nula capacidad diplomática de Videgaray, y eso puede hacernos perder mucho, sobre todo en la renegociación del NAFTA." Menciona Marisol Rangel Ramírez, internacionlaista por la UNAM, quien continua: "Con una persona cuyo carácter es tan cambiante, como Trump, y con una ideología tan republicana como la de décadas anteriores, se debe de tener una estrategia, y no sólo dejar todo a la fortuna y diálogo tranquilo. Ya lo vimos con su visita, ni un día había pasado y Trump se burlaba del asunto."

Me di a la tarea de consultar internacionalistas y otros conocidos para conocer su percepción al respecto. Así como el comentario anterior, estas fueron sus aportaciones:

"Al parecer Enrique Peña Nieto, y gran parte de su gobierno, se vio intimidado ante la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca. El único capaz de poder llevar la fiesta en paz, por el momento, es Videgaray; ya que Donald le debe el gran favor de haberlo traído a México en el punto más obscuro de su campaña, es decir, le dio una patadita para que se perfilara al triunfo. Por tanto, más allá de que no es diplomático y viene a aprender, en realidad es una medida de pánico, buscando llevar las cosas más tranquila con el vecino de arriba."

– Giovanni Hernández.

Aldo Manuel Aguilar Silva, abogado especialista en Derecho Internacional por Universidad de Guadalajara (UdeG), comparte los siguientes puntos a analizar:

  • "El Secretario Videgaray no es un internacionalista sino un economista. Aunque ambas son ciencias sociales, no son lo mismo. Podrá tener algo de materia gris (dándole el beneficio de la duda) pero las relaciones internacionales, y en particular con Estados Unidos, no pueden concentrarse únicamente en un enfoque económico." En efecto, en el Complejo Relacional Internacional, todas las variables deben ser integradas a la ecuación y estudiadas de manera holística. Las relaciones entre los Estados es multidisciplinaria, por naturaleza. El apuntalar a un economista, sesga de principio el tipo de relación preferencial.

  • "Punto a favor: él trajo a Donald Trump a México, y para bien o para mal, él va a dirigir al país más poderoso y que además es vecino de México. Visto así, no es tan ilógico poner a un "amigo" suyo al frente de la Cancillería mexicana." Pues, no parece tan buena idea permitir que el hombre fuerte de Washington en México sea el canciller. Será un caballo negro el cual considerar el primer nombramiento de la Casa Blanca como embajador. De continuar este tenor, en 2018, el presidente del ejecutivo mexicano será colocado por Washington sin recato alguno.

  • "El punto en contra: su ignorancia diplomática, su inexperiencia en Política Internacional, y su gran impopularidad y ambición, pueden acabar por volver a este país aún más a merced, aún más dependiente, del gobierno de Estados Unidos." Lo cual aúno al anterior punto.

  • "Concluyo preguntándome: ¿Cuál es el favor político, cuál es la cuota de poder, que el Presidente Peña Nieto ha tenido que pagar, como para nombrar Canciller a un economista tan impopular y que además, no tiene una gestión al frente de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público que lo respalde?

"No es nada sorprendente, las decisiones cupulares cada vez se muestran más viscerales, pero no nos engañemos, no menos estratégicas. Realmente no importa si el Canciller es o no un diplomático de carrera y las molestias provocadas por ello ya estaban bien previstas y contenidas. Lo que si importa es que Videgaray es un economista talentoso e insensible al que no le importa desempeñar sus habilidades en el entorno corporocrático cada vez más cínico y evidente en el que se desarrollan las relaciones bilaterales con los Estados Unidos." Expresa Daniel Alonso Flores Martínez, quien continua: "Es casi un nombramiento ad hoc, como los que ya no se estilan, ante la futura renegociación del NAFTA." Tal y como se deja leer entre líneas, algunos párrafos a línea, un embajador ad hoc...

"Desde que inauguró su gobierno, EPN ha dejado claro que le acomoda aquello de las secretarías metidas en esteroides; ya le tocó a Gobernación al inflar sus facultades en 2012, ahora le toca aprovechar las redes tejidas por Videgaray en la SHCP y, por extensión, en la SE. Aquello de "México como actor con responsabilidad global" le tocaba a Claudia y eso puede esperar."

"La cosa es concentrarse en un sólo frente, ahora que Trump está lanzando pellizcos, y quién mejor para cubrir esa necesidad que el niño Luisito, el que se lleva bien con el presidente electo y con los banqueros neoyorquinos, y mucho mejor desde su gira de trabajo ahí mero en abril del año pasado, cuando ya decía que a PEMEX le deparaba un futuro promisorio y mira que le han salido bien los cálculos, al menos, en la lógica retorcida del gobierno que considera que un pacto al que le faltó oxigeno al nacer va a disipar las nubes grises." Concluye.

Víctor Manuel Jiménez Martínez, internacionalista por la UNAM hace una acertada observación al respecto:

"Me parece un gran error poner a un hombre que no sabe sobre relaciones internacionales, a cargo de toda la política exterior de México. En todo caso, si quería premiar a Videgaray por su "visión" de invitar a Trump antes de que fuera electo presidente, lo hubiera puesto sólo a cargo de la Embajada o como encargado de negocios con EU; por menos de eso han escogido embajadores."

"Existen distintas vertientes y como una carrera multidisciplinaria [RR.II.], se deben analizar todas y cada una. Estratégicamente, puede que sus conocimientos en materia económica le permitan a México redireccionar su política exterior en cuestiones comerciales y con ello sacar ventaja. También me refiero a la diversificación de las relaciones que México podría mantener con otros Estados (no específicamente con E.U., quien tiene suma importancia en las relaciones de México), pero si tomamos en cuenta lo que está pasando con China y Rusia, ya no podemos hablar de una "unipolaridad", así como los nuevos retos económicos (principalmente) que conllevará la nueva relación con E.U." Aporta Diana Laura Vázquez Barrera, internacionalista por la UNAM.

"Sin embargo, creo que Videgaray está dotado de distintos elementos que le dará un cambio a nuestra diplomacia tradicional y tomará otra dirección. Hay algo de suma importancia y es: su trayectoria política, preparando terreno de alguna forma desde que EPN inicio su campaña, que a mi parecer esto influyó en parte para posicionarse; quizá no muchos lo ven. Pero para mí es curioso lo anterior."

Diana Vázquez continúa: "Quizá es un poco idealista, pero un internacionalista debe poseer creatividad y sensibilidad para poder crear soluciones y no más trabas, es por ello que lo más importante es el que México cambie su perspectiva de "tiempos difíciles" por "tiempos de oportunidad", independientemente de quién mantenga el cargo, pues se debe tener una visión más allá de los retos si no de las futuras oportunidades."

En contraposición, David G. González Carrillo, internacionalista por la UdeG menciona lo siguiente: "El futuro se verá comprometido en los próximos dos años, y lo que se tiene es a un personaje que "viene a aprender", y no viene a poner en orden las relaciones de México." Con quien concuerdo, puesto que esperar resultados en tan poco tiempo, sin tener una estrategia definida para diversificar el comercio exterior mexicano, y con ello salvaguardar la balanza comercial, sólo tiene visos de profundizar más el tan viciado comercio.

La solución, sin embargo, no está únicamente en equilibrar el contenido del TLCAN o querer entablar relaciones comerciales con otros Estados del orbe; el principal motor de cambio proviene de las oportunidades de negocios donde los mexicanos no llegan a ver, pues es más atractivo comercial con el vecino del norte que, por ejemplo, Pakistán, Estado con el que se tenían saludables relaciones comerciales hasta la pasada administración.

No olvidemos, tampoco, que Centroamérica y Latinoamérica son regiones de influencia natural para México, por lo que la búsqueda de nuevos mercados debe ser una continua obligación por parte del gobierno. Asimismo, la Cuenca de Asia Pacífico es un región de suma importancia, dejando al margen (por el momento) el Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP).

México es un Estado transcontinental, ribereño y geoestratégicamente bioceánico, características geopolíticas que la administración mexicana ni sabe, ni entendería. Ergo, la Cuenca del Pacífico o Asia Pacífico no son las únicas costas que son zonas de proyección, al menos, para el comercio marítimo. Eso me hace recordar el spot de campaña de Enrique Peña Nieto hablando de la condición geoestratégica de México, y eso único que he sabido de él acerca de Geopolítica.

"Existen tantos temas sobre la mesa en la relación México-EEUU, que hoy el gobierno mexicano ya ha menospreciado, pujando solamente por la misma estrategia. 'Te invito, tú indicas y yo firmo'. Con Videgaray sólo el interés comercial prevalece, con un TLCAN esperando su turno como la nueva "reforma estructural", se ningunea la doctrina del campo multifactorial de las Relaciones Internacionales."

–Diego Díaz Ramírez, internacionalista por la UNAM

"Trump lo quiere ahí. Si no fue él quien mandó ponerlo, entonces es una muestra de pleitesía al imperio."

–Javier Sunderland Guerrero, abogado por la Universidad Panamericana (UP)

Serán dos largos años...


 
 
 

Comments


ÚLTIMAS BRÚJULAS
ARCHIVO
BUSCA POR TEMAS
bottom of page